Amante del absurdo. Se vanagloria de su propia estupidez. Capaz de dar forma y color a las más viles tonterías que residan en su insondable cabeza. Su imaginación está claramente sobrevalorada.

Individuo peligroso, si se le encuentran es recomendable huir, si no, se corre el peligro de aguantar una de sus agotadoras verborreas.